lunes, 23 de marzo de 2009

Boca de lagarto

Un poco de indecoro y el silencio de calles céntricas feriadas.como un limón vencido, en el fondo del bowl de frutas, como las semillas germinadas en el jardín de una intriga de preescolar
El, con un enojo de mil estaciones vomita furia por un secreto de boca de lagarto.
Y sin palabras reclama la pertenencia de esa maceta, donde alguna vez hubo una flor, que se cansó, se desgajo en clorofila enamorada, y avanzo cuesta abajo, dejando atrás la desnudez del sofá, para crecer sin ser polinizada, solo crecer en tierra de nadie.
Se le cayeron unos pétalos por aqui, y unos besos por alli.Sus hojas fueron lágrimas, también fueron sangre, fueron lacre de una carta de despedida.
Y ahora esta donde siempre estuvo, detrás del ventanal, pero sin cristales, ahora el sol le arrebata los sueños que colgó en la parada del colectivo, en una mochila de viento norte.
El,con indiferencia de mil estatuas, declara que jamás le gustaron las plantas, que son verdes,que echan raíces, que son parásitas de la ley de menor esfuerzo.Y mira de reojo en su bolsillo el lugar donde solía llevar unas gotitas de agua, para desinteresadamente regarla.
Antes las gotas caían por error, como quien no quiere la cosa, nutriendo las raíces mutiladas, que al beber crecían y se reventaban contra el barro.Y nuevamente se mutilaban, porque las gotas eran como el enojo de los castaños, de vez en cuando, de tanto en tanto.
Hace tiempo ya que ella aprendió a fagocitarse, a conquistar tábanos portadores de miel y mariposas mercantes.Se volvió luthier en el arte de subsistir con el aire de verano, hilando sofisticadas reservas de espasmos energéticos.
Dejo atrás sus ilusiones de araña, los hilos de plata y el veneno de adoquín.Escribió en su entrepierna que en sal solo se sumerge una vez, y para siempre quedar protegida de las gotas nómadas que alguna vez pintaron azúcar en su tallo débil quebradizo.
Y ahora el con un enojo de mil Km. de ferrocarril; y ahora ella con la distancia como escarapela.
Y ahora ellos sin querer queriendo, se recuerdan, luego las flechas envenenadas, nuevamente están como bote en la tormenta.
Girando.
Sin verse aun.

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